domingo, 1 de febrero de 2015

El yihadista, María Ángeles y el limbo de las mentiras

«Me acaba de llamar una amiga. Su marido trabaja en el CSIC (quizá se refiera al CNI) y con policía. Hay una amenaza fuerte de atentado en un centro comercial estos días. Máxima alerta. No es broma. Dice que evitemos ir a centros comerciales grandes durante el fin de semana. Pasadlo». ¿Le suena? Posiblemente sí. En los últimos días, el mensaje circulaba de móvil en móvil, de chat en chat. Imparable.

Hasta tal punto se extendió que la Policía Nacional tuvo que contraatacar a mitad semana con un desmentido en su cuenta de Twitter. «Somos ‘hater’ de los bulos absurdos de falsas amenazas. Ódialos fuerte. Vamos, que ni caso. ¡Acláralo y no lo reenvíes!», suplicaba el Cuerpo Nacional de Policía. Los recientes atentados en París, el clima de inseguridad que ha dejado el baño de sangre y la alerta antiterrorista son caldo de cultivo para invenciones con disfraz de advertencia que están recorriendo la Comunitat y el resto del país.

En los días siguientes a la matanza, dos mensajes virales cobraron fuerza en Valencia. Uno de ellos aludía directamente a la calle Colón. Hablaba de la colocación de una supuesta bomba con desalojo y la presencia de policías y militares. Tanta fue su extensión en las redes que tanto la Policía Nacional como Metrovalencia tuvieron que salir al paso para tranquilizar a la población. 

A las pocas horas, otra alerta confusa inundaba grupos de conversación, sembrando miedo y semillas de xenofobia. Su esencia era, más bien, una imagen. Y cada ‘reenviador’ la glosaba con consideraciones escandalizadas. La foto muestra un cartel supuestamente reciente pegado en una farola y que reza: «Nosotros llegamos en patera, pero vosotros os largaréis de aquí nadando». Todo ello sobre una rúbrica con caracteres árabes. La ubicación del cartel variaba. Unos lo situaban en la calle Alboraya de Valencia, otros en pueblos de l’Horta... Y lo más sorprendente: casi todos pensaban que la foto la había tomado el amigo o familiar que la mandaba.

Pateamos calles y avenidas. Ni rastro de ese cartel. Hacemos llamadas. Rastreamos en internet. La costosa ciencia de la comprobación da sus frutos: lo que en apariencia era un mensaje amenazante con tono radical es, en realidad, una vieja campaña propagandística de los ultraderechistas Democracia Nacional basada en la confusión. Lo escrito en árabe es el nombre del partido.

Lo corrobora un portavoz en Valencia de la formación: «Eso fue hace ya cuatro o cinco años y ya no se han colgado carteles nuevos». Pero tras los sucesos de París, la foto ha revivido en las redes. Quienes la reciben siguen sin saber su historia real. Interpretan que se trata de una amenaza real y reciente. Y le dan al botón de ‘reenviar’.

El yihadista inexistente

Pero el último rumor engendrado por el miedo no estaba en los móviles, sino en la mismísima Guardia Civil. Durante varias horas del viernes algunos agentes alicantinos transmitieron de boca a boca una supuesta orden de protección del cuartel de Torrevieja tras el arresto de un yihadista que tenía en su casa información sobre los guardias, sus domicilios y hasta sus turnos. Ya por la tarde, conscientes del volumen que estaba adquiriendo el asunto, fuentes oficiales de la Benemérita negaron todos y cada uno de los datos y tacharon el asunto de bulo.

En la Comunitat, no se producía una psicosis semejante desde el caso del violador de Ciudad Lineal. La estela de preocupación entre padres, aderezada con fantasía infantil, crearon la figura un misterioso acosador que recorría pueblos con una furgoneta blanca a la caza de menores. Así rezaba la alerta en Facebook de una vecina de Puçol: «El otro día en el pub estaba mi hijo de 12 años junto a un amigo. Se les acercó un individuo y les ofreció dinero. Les dijo que les invitaban a lo que quisieran y vino una furgoneta a por ellos. Pero mi hijo vio cómo el individuo guiñaba un ojo al conductor y salieron corriendo. Pasó hace tres días. Alerta con esta gentuza». Seiscientas personas lo compartieron y a la Guardia Civil no le consta ninguna denuncia con estos hechos.

El limbo de las mentiras

Los bulos suelen tener una vida corta, pero algunos se han quedado extrañamente anclados en el limbo del reenvío. Cada cierto tiempo, reaparecen en correos electrónicos y perfiles. Es el caso de un supuesto «niño de 10 años ingresado en La Fe con leucemia que necesita urgentemente doce donantes del raro grupo sanguíneo AB para salvar la vida». Se acompaña de un teléfono de la madre, de nombre María Ángeles


Tanto se ha difundido que el hospital valenciano ha optado por colgar en su web un desmentido a perpetuidad. «Precisamente el grupo sanguíneo AB puede recibir sangre de cualquier tipo, lo que desecha la idea de falta de donantes», explica una portavoz. «Y el teléfono de la supuesta madre no existe», añaden desde el centro sanitario.

Con la llegada de la gripe ha vuelto a los móviles de los valencianos ese larguísimo mensaje de la lista de medicamentos peligrosos suspendidos por el «Ministerio de Salud» y capaces de provocar «hemorragia cerebral» por culpa de la «fenilpropalmina». Sospechosamente, sólo tres antigripales se salvan del listado maligno de fármacos.

Por si acaso todavía duda, se lo confirmamos: ETA nunca puso bombas en móviles y llaveros. Ningún ocupante de coche con las luces apagadas salió a matar a nadie que le hiciera señales en carretera. Antes de reenviar, píenselo dos veces.

Las Provincias.
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