En el estado de New Jersey, un conductor borracho fue obligado a parar por la policía. Mientras el oficial de policía le estaba pidiendo la documentación, un accidente ocurrió muy cerca, lo que obligó al oficial a alejarse unos minutos. Aprovechando el momento, el conductor borracho se dio a la fuga, llegó a su casa, metió el coche en el garaje, cerró el garaje con llave y le dijo a su mujer que, si alguien preguntaba, dijera que él había estado toda la noche en casa, y que no había salido para nada.
Unas dos horas después, la policía se presentó en su domicilio. El conductor borracho y su mujer dijeron que no habían salido de casa en toda la noche, pero la policía les pidió que les indicaran dónde guardaban el coche. Cuando abrieron el garaje, apareció dentro el coche de la policía, con las luces superiores todavía encendidas y dando vueltas.
Otra versión, esta localizada en nuestro país:
La picaresca española alcanza su máximo esplendor cuando se trata de librarse de una multa de la Guardia Civil.
En un control rutinario de la Guardia Civil de Tráfico paran a un conductor que estaba claramente borracho. Le ordenan salir del coche para andar por una línea imaginaria y los policías se dan cuenta enseguida de que es un hecho asombroso que ese hombre se tenga en pie con lo borracho que está.
Cuando se disponen a empapelarlo un coche se sale de la carretera a 100 metros esquivando el control de la policía por falta de visibilidad. Los policías salen corriendo a auxiliar a los posibles heridos. El borracho al verse solo decide montarse en el coche y largarse.
Al llegar a casa el borracho le dice a su mujer que si llaman preguntando por él que diga que está dormido y que hoy no ha salido de casa porque se encontraba enfermo. La mujer, sin entender bien por qué, le dice que se acueste y esté tranquilo.
A las dos horas una pareja de la Guardia Civil llama a la casa. Le preguntan a la mujer por su marido y esta les cuenta que éste lleva todo el día en la cama porque está enfermo y ni siquiera fue hoy a trabajar.
La Guardia Civil le dice a la mujer que su marido ha cometido un delito que afecta a varios cientos de artículos del Reglamento de Tráfico y que por favor les acompañe al garaje a enseñarle el coche de su marido. La mujer coge las llaves del garaje y acompaña a los policías hasta el garaje y cuando abre la puerta de éste lo que ve la deja asombrada. En lugar del coche familiar en la plaza de garaje está aparcado un coche patrulla de la Guardia Civil.
El hombre tenía tal borrachera que cuando los policías fueron a ayudar a los heridos del accidente agarró el coche patrulla y se largo a casa.
Cuando a la mañana siguiente el conductor borracho prestó declaración ante el juez sólo acertó a decir que sí era verdad que recordaba algo raro de la radio del coche. Que había mucha gente por la radio hablando de él y eso le desconcertó pero, como había bebido un poco en la cena, no le dio importancia.
Y es que: Si bebes no conduzcas.
Esta leyenda tubo su origen a partir de 1978 en diversas partes de Gran Bretaña y Estados Unidos, e incluso ha aparecido en algunas películas de cine.
Ha aparecido en varios medios de comunicación. Consultadas diferentes fuentes policiales, todos han oído la historia alguna vez, pero ninguno la ha corroborado.
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